CONFINADO V. VIRUS CHINO/GRIPE ESPAÑOLA

A nadie se le escapa que la causa de nuestra actual situación es el celebérrimo virus llamado «coronavirus» o «covid-19». Parece ser que el primero de los nombres es referido a que en su contorno exterior tiene algo que podría asemejarse a una corona, nombre que ha conservado en su expresión en latín y por ello es idéntica al término en español. Pero como parece que son varios los virus «coronados», habría que apellidar éste de una manera especial. Y el lenguaje popular pronto pasó a identificarlo como el «virus chino», o incluso «peste china». La razón es evidente, por mucho que nos quieran confundir, si una cosa tenemos clara en esta enfermedad, es que proviene de China. Y a pesar de este origen o procedencia geográfica indudable, la corrección política universal se ha lanzado en tromba a evitar esta denominación. Apellidar el virus por su origen supone estigmatizar a todos los chinos. Probablemente tienen razón quienes así lo afirman. Está claro que la identificación del virus con China es una connotación negativa para ese país, y por ello los grandes esfuerzos para evitarlo. El Ministro de Asuntos exteriores chino protestó enérgicamente y a nivel global por el hecho de que al coronavirus se le denominara como virus chino. Cuando un político español, por cierto buen amigo, afectado por la enfermedad, lo denominó en twitter como «maldito virus chino», la embajada china en Madrid salió inmediatamente a criticarle tachándole de racista, y le espetó en un perfecto castellano un «contratuit» en el podía leerse : «La libertad de expresión tiene límites. La @WHO denominó oficialmente el virus como #COVID19, abogando por evitar referirse a cualquier ubicación geográfica, cultura, población..

Así defiende el Estado comunista chino su buen nombre y sus intereses comerciales y políticos. Evitando cualquier conexión con el virus. Pudo empezar en China, pero hoy se enseñorea por todo el planeta, y por tanto utiliza todos sus esfuerzos para negar toda relación. Y en la misma forma que ellos se defienden, sus enemigos (USA) le atacan recordando más o menos intensamente la conexión del virus con China, sabedores del daño en la reputación que hace el colocarte el nombre de una enfermedad. Por ello Donald Trump ha repetido en numerosas ocasiones la expresión «virus chino» para referirse a actual epidemia. Ante estos ataques la sospechosa Organización Mundial de la Salud (OMS / WHO) ha salido inmediatamente en defensa del honor de China, dando instrucciones a los ciudadanos del planeta y, para evitar el estigma que ello supone, nos ha impuesto la obligatoriedad de utilizar la expresión COVID-19 para referirnos al maldito virus chino (con perdón). Son esas unas siglas que no ofenden ya a nadie. No creo que sea el lugar para analizar a quien obedece esa Organización y la sobreprotección que parece haber ejercido sobre China en esta pandemia, al menos si hacemos caso a la opinión del Presidente Trump. No podemos olvidar quien (WHO) es actualmente, el mayor contribuyente de la OMS, que no es otro que la Fundación de Bill Gates y señora (como quiera que se llame esa señorona progre), es decir una organización puramente privada y no precisamente de ideología conservadora. Los bienpensantes españoles no parecen escandalizados con este tema, aunque esos mismos en el caso de una Fundación de una empresa del IBEX que hace donaciones altruistas a la sanidad española la critican de manera feroz.

Pues bien, aceptemos el término COVID-19, que es un término neutral y no ofensivo que se forma con las siglas de las palabras «COrona-VIrus-Disease», más una referencia al año 2019, en el que apareció el virus. Aceptemos como conveniente la supresión de la referencia a China, o a Wuhan, o cualquier otra connotación geográfica o de origen. Como los años no tienen honor ni pueden ser estigmatizados, ni existen defensores del número 19, ni Organizaciónes Internacionales trabajan a su favor, no será necesario suprimir la mención al año 2019. En caso contrario cuando alguien se refiera la actual pandemia, podríamos encontrarnos que habría que definirlo como un virus de origen desconocido, que empezó en algún lugar del planeta en un año cualquiera de la primera mitad del siglo XXI, y luego se extendió por otros países, causando situaciones de infelicidad a la población. Nada preciso y nada claro, pero sobre todo, y es lo importante, no ofende a nadie.

Nota: el verdadero significado de las siglas «covid-19», que me ha sido revelado en un sueño profético: «COmo VIvirás Diferente al año 2019» Este nombre nos indica que el virus ha venido cambiar nuestra vida, que ya nada será igual a partir del mismo.

Sorprende la exquisitez de trato con los chinos y el total desprecio para con los españoles, que tenemos que seguir admitiendo que todavía hoy que la gripe de 1918, sea llamada «gripe española»

La razón de reflexionar sobre la conveniencia o inconveniencia de hablar del «virus chino», y a la postre, de aceptar que no se identifique al virus con china, me traslada a la más famosa de las identificaciones de las recientes epidemias, me refiero a la conocida mundialmente y sin ningún tipo de remordimiento bienpensante, como la «gripe española». En este caso parece que no hay problema para estigmatizar, para identificar una enfermedad con un país y no hay protestas, que yo sepa, de la Organización Mundial de la Salud. La epidemia a la que se identifica con ese nombre tuvo lugar en el año 1918, y fue devastadora en cuanto al número de fallecidos, alrededor de 40 millones de personas y muchas de ellas personas jóvenes. Ni siquiera comenzó en España, ya que está acreditado que el primer caso empezó en Kansas (Estados Unidos) y de allí en plena I Guerra Mundial pasó, probablemente traída por soldados americanos, a los frentes de batalla de Centro-Europa. Ocurrió que en mitad de la Gran Guerra todos los países beligerantes, decidieron por unanimidad atribuirle la gripe al único país europeo sensato que se mantuvo al margen de la guerra. Mientras la censura de los países en guerra prohibía hablar de muertes para no minar la moral de los combatientes, la prensa española hablaba con libertad de la epidemia llegada de más allá de Los Pirineos, que causaba estragos y miles, o cientos de miles de muertos. Incluso llegó a enfermar el propio Rey Alfonso XIII. Como era el único país en que se hablaba con libertad de esa enfermedad, y en el que la gente moría sólo por la gripe, y no además por las balas, pareció que sólo existía aquí. De todos modos atribuir a los españoles lo que no le gusta es una constante en la historia de Europa, ya es casi una costumbre hacer causa de todos los males al salvaje Sur, a la incivilizada España. Mientras se mataban millones de personas en una estúpida y salvaje guerra, parece que sólo se pusieron de acuerdo ambos bandos contendientes en una cosa, en bautizar la gripe como española, tal vez como castigo por ser una única nación realmente civilizada y cuerda, que supo mantenerse neutral y al margen de esa cruel masacre. De este modo como en tiempos de Guillermo de Orange, la culpa de los muertos, no la tenía el enemigo real, sino que la tenía uno imaginario, los españoles, y con una total e inmerecida unanimidad aquel mal, paso a denominarse como «gripe española».

Un siglo después, así sigue llamándose a la gripe del año 1918, de manera unánime y universal. Si uno busca en google «spanish flu«, recibe 103 millones de respuestas. Hay un hecho curioso. Si se escribe en español en google las palabras «gripe española«, aparece en Wikipedia una entrada denominada «Pandemia de gripe 1918», y en su explicación comienza así «La pandemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española…». Si por el contrario se busca en google en inglés «spanish flu«, aparece la página de Wikipedia en inglés titulada «SPANISH FLU», -es decir «GRIPE ESPAÑOLA»- que comienza así: «Spanish flu also known as 1918 flu pandemic». Esto denota que en todo el mundo, al menos en el mundo angloparlante, la forma primera por la que es conocida esa epidemia es la de «gripe española».

Mi sorpresa es todavía mayor cuando la muy venerable, respetuosa y adalid de la corrección política Organización Mundial de la Salud (WHO) dice en su «Informe sobre la vigilancia mundial de las enfermedades infecciosas propensas a las epidemias – Influenza» que la «pandemia de 1918-1919 llamada «gripe española» fue particularmente virulenta y mató a unos 40 millones en todo el mundo«.

https://www.who.int/csr/resources/publications/influenza/CSR_ISR_2000_1/en/

La conclusión de todo ello es que como para casi todo hay una doble vara de medir según a quien afecte una cuestión. Los chinos no se merecen que el virus lleve su nombre, a pesar de su indudable origen en ese país, ( y sin entrar en la explicación de la causa de la epidemia). Sin embargo los españoles sí debemos merecer dar nombre a una epidemia, a pesar de que no fuimos más que una víctima más, ni siquiera el origen de la misma. Y es cierto que no es el caso de España el único que da nombre a un virus en virtud del origen del mismo, recordemos la fiebres de Malta, y mucho más recientemente el Virus de Ebola que es el nombre de un río y una región del Congo. Parece evidente que ni España, ni Malta ni el Congo, tienen el poder que tiene China para controlar su imagen y su buen nombre en el Mundo.

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