PANDEMIA O PANDEMÓNIUM

En los últimos días ha salido la noticia publicada en muchos medios de que la Organización Mundial de la Salud ha anunciado que se aproxima una nueva pandemia sobre la Tierra y que será más mortífera que la anterior. Realmente casi todos los medios lo han publicado, aunque a pesar de ello, ha pasado bastante desapercibido para el común de los ciudadanos. Tal vez esto sea porque estamos hartos de que estén continuamente intentando atemorizarnos o tal vez sea porque el anuncio es poco consistente, ya que para sorpresa de todos, no se nos dice en qué va a consistir esta nueva enfermedad. O  sea, que la OMS, dice que nos amenaza una pandemia peligrosísima que va a diezmar a la humanidad, pero no nos aclara si la producirá un nuevo virus procedente en este caso de la zarigüeyas o si la causará una mutación mortífera de la caspa que cristaliza sobre el cuero cabelludo hasta llegar a hincarse como cuchillos sobre el cerebro.

     Pero ahí no queda la cosa. Tan egregio organismo, fuertemente financiado por la Fundación de Bill y Melinda (no confundir con la “Mirinda”, ni tampoco con una célebre canción de Camilo Sesto), nos ha advertido que la única forma de estar preparados para prevenir esa nueva pandemia que nos anuncia, es cumplir a rajatabla y de manera devota los ODS. Sí, sí, me refiero a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que conforman la famosísima Agenda 2030. Con un par, que diría el castizo. El Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus que dirige ese organismo, pese a las acusaciones de su pertenencia a una organización terrorista etíope, después a anunciarnos el advenimiento de la nueva pandemia desconocida nos sermoneó con las siguientes palabras: “el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) deberían tener prioridad en las agendas de los gobiernos de cara al futuro” o  «La pandemia nos ha desviado del rumbo, pero nos ha demostrado por qué los ODS deben seguir siendo nuestra estrella polar y por qué debemos perseguirlos con la misma urgencia y determinación con la que contrarrestamos la pandemia»,  

      Sí señores, debemos tener claro que estaremos evitando la pandemia que viene si cumplimos religiosamente como buenos devotos las ODS. Por poner un par de ejemplos sacados de los objetivos de la Agenda de colorines, resulta que lograremos que no nos ataquen los virus y las bacterias si empoderamos a todas las mujeres y las niñas, o si implantamos un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales. No se me alcanza como con un turismo sostenible se evita una pandemia. Tal vez haciendo un turismo tan local que consista en estar  encerrados en casa, lo que, por otro lado, puede ser muy desagradable si a uno le toca convivir con una legión de niñas empoderadas.

   Hay que resaltar que la OMS no pide que se tomen medidas de carácter sanitario, sino en general que se asuman todas las medidas de la Agenda 2030. Y ello hace que nos planteemos la cuestión de para quién trabaja esta Organización. Es decir si su objetivo real es favorecer la salud y luchar contra la enfermedad, o por el contrario su verdadero objetivo es controlar y dominar a la humanidad. Durante la pasada pandemia demostró que más bien le interesaba lo segundo y sigue por el mismo camino.

     Todo esto es el preludio de lo que se nos viene encima a corto plazo, que es el descabellado “tratado de pandemias”, que está a punto de ver la luz y que parte del concepto de “una sola salud” que afecta a todas las personas y animales del planeta. Este tratado, que la acomplejada España suscribirá en cuanto se lo propongan, para que no digan que no somos los más «progres» de planeta, dará poder para imponer medidas planetarias como vacunaciones obligatorias y confinamientos generales, suprimiendo el poder de los gobiernos nacionales en favor de esa autoridad sanitaria mundial, legitimada para adoptar las medidas que tenga por conveniente, incluso contra la voluntad soberana de los pueblos. O sea un nuevo instrumento para el proceso de dictadura mundial que nos acecha.

      Tengo una tendencia al pesimismo, en cuanto se trata de preservar un ámbito de libertad para las personas. Yo sí he captado el mensaje de la OMS, cuando nos dice que para evitar pandemias hay que cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluso cuando no tienen un contenido propiamente sanitario. El verdadero mensaje es una clara amenaza, que vuelve por pasiva la recomendación, y que nos dice que si no somos buenos, que si no cumplimos sin rechistar los ODS, seremos castigados con una nueva pandemia. La historia se repite, ya hace tres mil años un faraón y un pueblo descreído no se sometió a Jehová y ese pueblo fue castigado por ello con terribles plagas. En los tiempos modernos no reina Jehová, sino Lucifer, y son sus sacerdotes los que nos exigen sumisión incondicional para no desatar su furor. No será porque no nos lo han advertido.

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