TU UTOPÍA ES MI PESADILLA

       En los últimos días el gobierno que preside el trapacero presidente del que me niego a mencionar el nombre ni el apellido que comparte con muchos españoles, alguno de ellos muy querido por mí, tiene como principal misión de su acción política la defensa y ejecución de la llamada  “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

           La palabra “agenda” es en realidad el participio futuro del verbo agere y podría traducirse del latín como las “cosas que han de ser llevadas a cabo”. Conforme a ello la agenda 2030, es el plan concreto que determinados poderes, bajo el amparo de la ONU,  han diseñado para llevarse a cabo desde que comenzó hasta el año 2030. Para ello se han marcado 17 objetivos, que llaman Objetivos de Desarrollo Sostenible, que comprenden un concienzudo plan de transformación de la sociedad a nivel global y que es asumido de manera transversal por casi todos los poderes fácticos mundiales que obedecen a la Bestia. Desde los poderes financieros como Bancos, multinacionales, Ong, Organismos supranacionales, hasta los partidos políticos de todo, o mejor dicho casi todo, el espectro político, trabajan para esta agenda. En España desde la derecha de siempre, a la izquierda de toda la vida, pasando por el centro  y las nuevas izquierdas, tienen en su programa en mayor o menor medida el desarrollo de la agenda 2030. Muy pocos se atreven a disentir y a rechazar este fanático y sectario plan, que se presenta en suma para sus miríadas de adeptos como la forma de hacer realidad una utopía, un plan de salvación para la humanidad.

     Si se cumplen los objetivos en el año 2030 será el comienzo de una nueva Arcadia, plena de felicidad, saliendo de las tinieblas a las que nos dicen nos han llevado el oscurantismo de la caduca civilización cristiana. No se paran a pensar que si existe una situación insostenible (en su terminología) ésta sería el fruto más bien de sus propios errores, es decir la consecuencia de la desviación iluminista producida en el mundo tradicional, la consecuencia de los siglos de la razón y las luces, de las revolución industrial, del capitalismo y del comunismo, hijos todos de la revolución francesa y la contratradición.

Nuestro presente es en realidad una distopía a la que nos han llevado los mismos que ahora nos quieren sacar de ella, vendiéndonos una utopía nueva, la Agenda 2030, la cual publicitan a todas horas y en todos los medios de comunicación. Son bastante insistentes y constantes en su machacón discurso. Pero debo confesar que recientemente me he visto sorprendido con una novedad que es una publicidad en negativo, en la cual en vez de contarnos lo maravilloso de su proyecto, nos amenazan con lo horroroso que sería el mundo sin la Agenda 2030 . Y así una campaña publicitaria patrocinada por el “Gobierno de España” (Ministerio de Asuntos sociales y Agenda 2030), obviamente con nuestro dinero, nos ha obsequiado con un anuncio en televisión que comienza con el eslogan ‘Basta de distopías. Volvamos a imaginar un futuro mejor‘. (https://www.youtube.com/watch?v=oqv_P-QU7sA)

         En el anuncio una voz en off, nos narra sobre unas imágenes futuristas en la más pura estética Blade Runner o Mad Max, el siguiente texto:  “Siempre que pensamos en el mundo del futuro, imaginamos un mundo peor ¿verdad? Un mundo tóxico, una atmósfera irrespirable, brutal e inhabitable, una sociedad desigual, injusta, represiva y cruel, una tecnología descarnada, un futuro oscuro para las próximas generaciones, pero nada está escrito todo depende de nosotros, todo depende de nosotras, y lo que somos capaces de imaginar es lo que somos capaces de hacer».

   Tengo que decir que comparto el horror por su distopía. Todo lo que dicen en el anuncio que va a ocurrir me parece horrible, y además comparto la idea de que efectivamente va a ocurrir. Pero me temo que lo que no comparto es que esta situación de caos y terror es lo que ocurrirá si no prospera la agenda 2030 y la ideología woke  que la sustenta, sino que por el contrario todo ello es lo que ocurrirá si esta maléfica agenda llega a imponerse.  Nada más cierto que lo que profetiza el anuncio de marras cuando dice  que “lo que somos capaces de imaginar es lo que somos capaces de hacer”.  Nadie en su sano juicio imagina un mundo así como un mundo querido, solo será el mundo así si alguien lo impone para sus fines. Pero en el fondo revelan que como ellos imaginan ese mundo brutal van a ser capaces de generarlo. Así de simple.

      Sí, mucho me temo que la efectiva realidad de la utopía “woke”, será un mundo tal y como lo describen en su distopía. El resultado de la aplicación de sus planes de diseño social, que llaman su agenda, será en definitiva para mí y para los que defendemos los valores tradicionales la creación de un mundo tóxico, con una atmósfera irrespirable, brutal e inhabitable. Por supuesto la sociedad será totalmente desigual, en la que por un lado estarán las élites archipoderosas  que acaparan todos los recursos y el control de la sociedad de forma represiva, cruel e inmisericorde  y por el otro lado estará la chusma, que serán (seremos), aquellos a los que el foro de Davos pronostica que no tendrán nada pero vivirán felices, considerando que ser feliz es vivir atontado y entretenido con miles de diversiones absurdas proporcionadas por las plataformas audiovisuales que moldean su mente y controlan sus posibles impulsos de rebelión. Ser feliz es ser esclavo de la triple sumisión que ofrece el sistema “sexo, drogas, rock&roll”.

     Recordemos que muchas de las distopías que ha generado la literatura presentan una sociedad dividida en la que hay unas personas integradas en el sistema y que lo viven de forma acrítica y aparentemente feliz casi siempre idiotizadas o por propaganda, control mental o por sustancias como el soma del “Mundo Feliz” de Huxley. Pero junto a ellos aparece siempre un mundo distinto de inadaptados, perseguidos, rebeldes que habitan un submundo subterráneo de suburbios, con ropa desgastada, vehículos oxidados, tugurios llenos de humo y existencias de pura supervivencia, huyendo del control y vigilancia del poder establecido y persiguiendo la libertad en los arrabales del sistema.

      Como si fueran vendedores de lunas de miel, los agentes 2030 nos ofrecen  ilusiones, felicidad y amor  en un mundo perfecto, con el aire limpio, un clima siempre amable, de gente respetuosa, educada y cordial. Pero nos ocultan la realidad y es que  su verdadero propósito es que ese mundo bonito, limpio y ordenado será sólo para unos pocos elegidos que disfrutarán plenamente del festín y tal vez también  para los sumisos con su proyecto a quienes invitan a lamer por el suelo las migajas que sobran del banquete. Y sobre todo nos ocultan que les reservan las tinieblas a los inadaptados, a los que no comulgan con su confesión, que irremisiblemente estarán condenados a vivir en un mundo tóxico, brutal e inhabitable, según dicen las palabras del anuncio antes citado.

     En suma, su distopía es que habrá un futuro oscuro para las próximas generaciones y como ya dije comparto esta afirmación. Será con toda seguridad un futuro oscuro para muchos si les dejamos seguir adelante con su obra casi diríamos alquímica modelando una nueva forma de civilización que sustituya la anterior, en la que hemos nacido y vivido gran parte de nuestra vida, una cultura nueva sin ninguna espiritualidad, sin intelectualidad, sentimentaloide,  sin otros valores más que la sensiblería salida de la factoría Disney, sin propiedad privada, sin historia reconocible, sin libertad de pensamiento, con censura de todo aquello que no les siga el juego, sin libertad de movimiento para conservar de manera extrema la naturaleza, sin familia como núcleo social de transmisión de valores, sin educación, ni aprendizaje de nada que no sean técnicas de sumisión y de proletarización y tantas otras cosas parecidas.

      El lado amable de su utopía es siniestro por vacío, huero, decadente y esclavizante. Por la deshumanización de las personas, convertidas en autómatas complacientes, en siervos encantados y felices de serlo. La cara oscura de su utopía es terrorífica por su implacable imposición del terror hacia los disidentes, que es el destino previsto para los que no bajen los ojos ante la mirada de la Bestia y desafíen su poder.

    Y es que en mi opinión no hay nada más peligroso para la humanidad que las utopías. Las utopías llevadas a la política han matado millones de personas en el pasado siglo. Pol Pot, perseguía una utopía y Mao Tse Tung y Adolf Hitler…Los ingenieros de la realidad sueñan con crear un Walden-Dos y acaban creando un gulag. El sueño de la razón produce monstruos. Hoy en día es muy generalizada entre los políticos que se autodenominan como progresistas, invocar a la utopía para justificar y orientar su labor política. Y yo cada día tengo más claro que su utopía es mi pesadilla.

ENSOÑACIONES

Hace ya más de un año que se dictó una de las sentencias más importantes y frustrantes de nuestra reciente historia como país. En ella el más alto tribunal de España entendió que el levantamiento y golpe de estado que en el año 2017 tuvo lugar en Cataluña fue una mera ensoñación. Durante mucho tiempo he estado cabreado con la sentencia pensando que era una prevaricación más de las tantas a la que nos tienen acostumbrados nuestros jueces tan bien aclimatados al ecosistema de las verdades oficiales.

    Pero a medida que pasa el tiempo, me voy dando cuenta que la sentencia tenía razón. Todo lo que pasó en Cataluña hace dos años, y todo lo que está pasando en España, es una mera ensoñación. Le doy las gracias a los altos magistrados por descubrirme el hecho de que los ciudadanos vivimos en una ensoñación colectiva, no percibimos la realidad sino un trampantojo que nos envuelve y nos mantiene ensimismados con los fantasmas que nos rodean por doquier. Son las nuevas artes del poder, la forma de control real de los ciudadanos. El poder que impera en Cataluña, generó una alucinación colectiva que llevó a los ciudadanos de esa parte de España a soñar que se independizaban, y una gran mayoría de ellos vivió esa ensoñación con la intensidad de una situación real. Pero no era real, sólo era fantasía onírica. Una de tantas ilusiones ópticas con las que nos manejan. Por ello hay que darle la razón al Tribunal Supremo al considerar que no hubo golpe de estado, sino ensoñación. No saben sus señorías que hoy en día las armas para los golpes de estado no son los fusiles sino las ensoñaciones. Pero sí que es evidente que no está tipificado en el Código Penal el delito de generar ensoñaciones al pueblo. Además si existiera ese delito todos los que ejercen el poder en España y diría en el mundo, deberían estar en la cárcel.

      La única realidad sobre la que tenemos certeza es que el poder se encarga de adormecernos, de narcotizarnos con sugerentes entretenimientos. Nos mantiene hipnotizados bien con procesos de independencia, bien con causas cuidadosamente escogidas,  y por supuesto con los deportes, con las músicas de moda, con las tendencias, con las estupideces de los trendings topics y las banalidades de las redes sociales y los programas televisivos de cotilleos. Que si una tonadillera salida de la cárcel se enfada con su hijo, que si una fulanilla es infiel a un galán de pacotilla, que a su vez la engaña con su mejor amigo. Todo vale para mantener la vista fija de la mayoría de los ciudadanos en un foco concreto con el que se mantiene entretenido sin causar problemas al verdadero poder. O para causarlos controladamente cuando hace falta a sus intereses que se causen. Ensoñaciones de todos los colores han recorrido el mundo cuidadosamente organizadas como movimientos supuestamente espontáneos que la mayoría de las veces han desembocado en auténticas pesadillas. Hoy la política no es el arte de gobernar, sino de manejar ensoñaciones, crearlas, modelarlas y utilizarlas para los fines propios. Un pueblo hipnotizado obedece ciegamente y sumisamente. Si al poder le interesa, deja que te rebeles un poquito, (me viene a la memoria el frustrante movimiento 15 M), cuando no le interesa exige que te quedes tranquilo viendo la televisión y no causes problemas. Las marionetas bajo los efectos de los opiáceos ni se enteran de las cuerdas con las que las manejan y en su delirio se ven a sí mismas como auténticas personas libres y con propia voluntad.

   La pandemia que atravesamos es un ejemplo de casi todo lo malo de lo que el poder es capaz de hacer. Ha tenido a la ciudadanía secuestrada y aplaudiendo por las ventanas, pero no se ha visto en televisión un solo féretro de las decenas de miles de muertos que nos ha causado. Un fontanero que vino a casa me contó que por publicar un vídeo con los ataúdes de los muertos del Palacio de Hielo de Madrid, fue expulsado durante un año de facebook. Eso no interesa y no se enseña, no sea que el pueblo se despierte. A quien le ha tocado el drama en su casa o su familia se ha dado de bruces con la terrible realidad del sufrimiento, el resto de las personas han seguido mayoritariamente enganchados a la ensoñación. Es sintomático que lo primero que regresó a las televisiones fuera el fútbol y los realities, que de hecho no se interrumpieron nunca.

La religión ya no es el opio del pueblo, hoy las adormideras las suministran los medios de comunicación de masas, internet y las redes sociales, éstos son los medios por los que nos llega la droga al cerebro, y que cada vez reclamamos en mayores dosis para evitar un síndrome de abstinencia creciente. Es paradójico que los medios que deberían mantener alerta a los ciudadanos y vigilando al poder, hagan justamente lo contrario, es decir vigilar a los ciudadanos al servicio del poder y mantenerlos adormecidos y en un estado de abotargamiento total.

    No seamos ingenuos, la ensoñación no se crea y mantiene para conseguir la felicidad del pueblo, sino que obedece a una estrategia deliberada de dominación. Mientras proseguimos en esta duermevela de hipnosis colectiva, en la que sólo es posible manifestar una felicidad somatizada en nuestras expresiones autorizadas, hay quien prosigue con su proyecto de asalto del poder, de la conquista de los cuerpos y las almas. Mientras nosotros dormimos el vigilante no descansa, y se ocupa en esparcir adormideras y en dar cada día una vuelta más a la cadena con la que nos aherroja.

   Pareciera que el manual de uso de la política ha pasado de ser «El Príncipe» de Maquiavelo a la “Vida es Sueño” de Calderón. Al menos ha llegado a ser una evidencia aquello de que hoy en día “todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende”. Pero a diferencia de Segismundo que soñaba con la libertad estando prisionero, nosotros nos creemos libres mientras en realidad vivimos «de prisiones cargados«, es decir, en nuestro sueño no vemos nuestras cadenas reales. Y de eso se trata básicamente, de poner todos los medios para que permanezcamos en nuestra dulce ensoñación, mientras cada día se limita una vieja libertad, cada día se cercena un viejo derecho. Unos días es la propiedad, otro la libertad de expresión, otra la educación, la movilidad, la libertad de información, de pensamiento, … únicamente nos va quedando la libertad de soñar, pero por supuesto únicamente lo que nos permiten que soñemos.

      La velocidad de crucero que está alcanzando el proyecto liberticida es asombrosa, pero no lo percibimos apenas, porque la nueva normalidad ha impuesto ya el toque de ensoñación, a las diez o a las doce, según las ciudades. Y a esa hora todos debemos estar en nuestras casas sumisamente viendo series de televisión con las que nos adoctrinan y nos convencen de nuestra felicidad. Y todos los voceros mediáticos, apesebrados hasta límites inverosímiles, se niegan a informar de la realidad. Es esencial que el pueblo no despierte de la ensoñación. Como si  fueran Aurora Bautista, interpretando a Juana la Loca en la película de Juan de Orduña, le dicen a cualquiera que pretenda rasgar el velo de la ensoñación: “El pueblo duerme, no  lo despertéis” ….

   Pareciera que el manual de uso de la política ha pasado de ser El Príncipe de Maquiavelo a la “Vida es Sueño” de Calderón.

EL SEÑOR OSCURO

Siento miedo. Miedo real. Uno se cree muy valiente al escribir en un blog y piensa que sus osadas opiniones sólo las van a leer los amigos, los conocidos y algún que otro curioso desconocido. Realmente, como escribí en la portada, la intención de este Blog era tener un carácter «clandestino», aunque usando este término como licencia poética con un sentido de reservado, limitado, restringido, escondido o discreto. Y no tanto con el verdadero sentido que tiene ese término de permanecer oculto para burlar la ley. La intención es escribir por placer y sin pretensiones y no buscar un exceso de notoriedad, sino al contrario, pasar un poco desapercibido.

Pero en el breve espacio de tiempo de existencia de este blog se han producido dos hechos extraños, muy extraños para mí, que hacen que tenga la sensación de que soy observado.

En la entrada en la que hablaba sobre la gripe española, y en la que cité por sus nombres al presidente de los Estados Unidos y al fundador de ese gigante de la informática que ahora es un famoso filántropo, se recibieron en el blog dos visitas desde ese país que está entre México y Canadá. No conozco a nadie en ese país. En realidad sí, conozco a una persona, un viejo amigo del Colegio que vive en Pasadena y trabaja en la Nasa. Pero la persona a la que me refiero no sabe de la existencia de este blog. Por ello esas visitas me resultaron ya sospechosas.

En la entrada anterior a la presente («Lex Aquilia»), en la que escribí sobre la responsabilidad que habría de soportar un país lejano, comunista y famoso por una gran muralla (y que no es la de Ávila), he recibido en el blog dos visitas desde ese país. Y en ese país, que ya no me atrevo a mencionar, no conozco absolutamente a nadie.

Me siento como el portador del anillo cuando recibía la mirada de Sauron, el Señor Oscuro. He conseguido que se pose en mí su siniestra mirada, seguramente con ninguna buena intención. Tengo la sensación de que ya he quedado fichado como ser poco amistoso.

Resulta inquietante que se escriba en una página perdida en la vorágine de las millones de ellas que debe haber en todo el mundo, y que no pase desapercibida y llame la atención del Poder que todo lo escruta, hasta los últimos confines de la blogosfera. No me imagino un blog más recóndito y humilde que el presente, y aún así han posado en él su mirada, han escudriñado, han olfateado y probablemente han anotado cuidadosamente.

Siento en la nuca el aliento del Poder que además ha querido dejar rastro de su presencia. Es como despertarse con una cabeza de caballo en la cama. Tomo nota de su poder y quedo advertido. En lo sucesivo seré más cauto. Y habré de empezar a practicar el arte del disimulo y la ocultación para que no vuelva a posarse sobre este diminuto blog el poderoso ojo del Señor Oscuro.

A lo mejor es que yo soy un poco paranoico, por lo que pregunto a mis selectos lectores: ¿No os parece raro que se interesen por mis escritos desde esa región del planeta ya impronunciable para mí?