HOY, QUE PUEDO SALIR, ME METO EN UN JARDÍN.

   Hoy voy aprovechar el confinamiento rebajado para meterme en un jardín del que no sé cómo voy a salir. O mejor si lo sé, voy a salir desplumado. Y sólo puede librarme de ello el hecho de ser un mamífero implume.

  Me está llegando a mi teléfono desde varios de mis contactos una grabación radiofónica emitida recientemente en la que un tertuliano ha hecho una disertación en la que compara la forma de afrontar la crisis del Coronavirus en varios países del mundo. Supongo que a esto se refieren cuando califican una noticia de viral. A que se expande con la rapidez y contagiosidad de un virus, y que sólo lavándote las manos como Pilatos o estornudando en el codo, te puedes librar de él. Yo en este caso reconozco que no he sido un vector de contagio (sea lo que sea que signifique esto), puesto que no lo he reenviado a nadie. Y no lo he reenviado a nadie, no por su interés, sino por suponer que ya lo tendrían mis hipotéticos destinatarios. Pero sí lo he escuchado atentamente.

    La disertación que hace el tertuliano trata de como los países que mejor han afrontado la pandemia están gobernados por mujeres. Se afirma que, al menos entre los mejores del Mundo (entre los que desde luego no está España), hay siete de ellos que están gobernados por mujeres. Estos países son Nueva Zelanda, Alemania, Finlandia, Taiwan, Islandia, Noruega, Dinamarca.  Y la cuestión es si la conclusión a la que llega ese tertuliano, que no es otra que las mujeres son mejores gobernantes, es una conclusión correcta.

  Cuando ya tenía unas líneas escritas para reflexionar sobre esta cuestión, en uno de los grupos de chats a los que pertenezco, y en el que por ser de compañeros de un colegio masculino todos los miembros somos varones, se formó un animado debate. Por un lado unos consideraban esta grabación como sexista y oportunista, y otro grupo alababa las bondades de estas opiniones, y que las conclusiones eran correctas y que en cualquier caso no eran sexistas, sino objetivas y realistas.

   Yo me alineé de inmediato con el primer grupo, e hice una breve intervención que no hace al caso, más impulsiva que reflexionada, como es normal cuando se escribe tan apresuradamente. Por ello me limité a tomar nota del debate y a retomarlo aquí para escribir mi opinión al respecto. Y sobre todo donde nadie puede contradecirme.

      Y tengo que concluir que para mi esa intervención del tertuliano que tanto éxito ha tenido en las redes sociales,  es sin duda alguna,  sexista, tendenciosa y oportunista. Me explicaré. No dudo del hecho objetivo de que esos siete países tienen como presidente de sus respectivos gobiernos a mujeres. Tampoco que esos países hayan hecho una gestión buena o razonable de la crisis del coronavirus. Y ni siquiera que estos siete países estén entre los mejores del mundo en la gestión de la crisis, aunque el hecho de  hacer escalafones es más dudoso, porque para ello habría que por un lado tener claro los criterios con los que valorar la gestión y la certeza de los datos que se han proporcionado.

     Y de hecho esa afirmación de que esos siete países gobernados por mujeres son los que mejor han gestionado, es cuando menos tendenciosa. Y lo es porque excluye de ese escalafón a muchos países que han actuado muy correctamente, pero tienen el pequeño defecto de no estar gobernado por mujeres. Así si consideramos la ratio entre número de fallecidos por coronavirus y población total, tenemos por ejemplo que Nueva Zelanda tiene 3,9 fallecidos por millón de habitantes, pero su vecina Australia tiene 3,7 por millón, si bien no aparece en la lista por no está gobernada por una mujer.  Y tampoco entra en esa lista Japón, con una ratio de 3,5 por millón o Corea del Sur, con 4,8 por millón y que además tienen en común su cercanía con China. Y en Europa, con una ratio mejor que la de Alemania (79 por millón), están Austria (66), Hungría (33), Polonia (17) o Grecia (14). De hecho, algunos de ellos presentan una ratio superior que Noruega (37) o Islandia (27). La buena gestión de todos ellos resulta si se compara con el dato que corresponde a España (851) o Bélgica (672). Luego parece que ese listado, si bien incluye países bien gestionados y gobernados por mujeres, no incluye otros países igual o mejor gestionados pero que no están gobernados por mujeres. A pesar de ello esta construcción no se ha cuestionado y se ha aceptado sin discusión. Y se difunde como se difunden en general las cosas, por que dicen lo que la gente quiere oír.

Y esta opinión, que a mi me llegó a través del mencionado tertuliano, se ha generalizado en la red, apareciendo muchas páginas que replican sin cuestionar este contenido. Como muestras: https://www.womennow.es/es/noticia/coronavirus-mujeres-buena-gestion-crisis/ ; https://videos.elmundo.es/v/p3hTj0RlFMk-los-paises-gobernados-por-una-mujer-se-han-enfrentado-mejor-al-coronavirus; https://www.clarin.com/mundo/coronavirus-paises-gobernados-mujeres-mejor-respuesta-_0_jZ0WYnVr-.html;    

Si se pone en el buscador Google la expresión “países que mejor han gestionado la crisis del Coronavirus”  aparecen en lugar destacado dos entradas una de Antena Televisión que dice “¿Por qué los países liderados por mujeres han gestionado mejor la crisis del Coronavirus? .Y otro del diario La Rioja ¿Están las mujeres mejor dotadas para resolver la crisis de la COVID-29?

    El meollo de la cuestión es si tomando esas premisas, la conclusión al silogismo es que las mujeres son mejores gobernando que los varones, o al menos mejores gestionando situaciones de crisis, tal y como afirmaba el tertuliano. Y la respuesta correcta es que no. Por supuesto tampoco sería admisible sacar la conclusión de que son peores. Con esas premisas simplemente no es posible obtener conclusiones.

    Para ello habría que contrastar qué hubiera pasado en esos países si su gobernante fuera varón, lo que es imposible. Pero, y esto ya es una simple opinión, tal vez la gestión no hubiera sido muy diferente, porque por mucho que se quiera ponderar los méritos de un gobernante, el éxito de muchas gestiones derivan de equipos, de la educación de sus ciudadanos, de los sistemas de organización administrativa, sanitaria, de los recursos de los que se dispone,  etc.. Y tampoco se debe despreciar en  esta valoración los criterios que tienen los diferentes países para seleccionar bien a sus gobernantes, sean hombres o mujeres. Y no olvidemos que algunos pueblos, como nuestra querida España, parece tener un sistema que lleva a elegir como gobernantes a los más ineptos e incapaces. No es desdeñable el valor de un líder, que sabe optimizar todo lo bueno y minimizar lo negativo, pero considerar que es factor único de valoración de la dirección de un país parece excesivo. Hay otros factores que tienen en común la lista de países mejor gestionados. Por ejemplo, cinco de esos siete países son europeos y de lo que podríamos llamar la Europa del Norte. Excluyendo Alemania, son países relativamente pequeños y que reciben poco turismo. Y en ese listado ocupan un lugar destacado países que son islas: Taiwan, Islandia, Nueva Zelanda (gobernados por mujeres), Japón, Australia (gobernados por hombres), a los que habría que añadir a Corea del Sur, que si bien es una península, su aislamiento con su vecino del norte lo convierte de hecho en una isla. Y no sabemos cuantos otros condicionantes que pueden influir.

  Pero aparte de todo ello hay que concluir que las siete mujeres a las que nos referimos lo han hecho bien, muy bien. Han sido previsoras en anticipar medidas y eficaces en la gestión una vez que la pandemia ya era un hecho. Mi enhorabuena a los pueblos que han tenido esa suerte que aquí no hemos tenido. Y que han tenido la habilidad de elegir para gobernarles a personas capaces y diligentes.

   Pero creo que, a pesar de ello,  no es posible extraer una regla general.  Pongamos un ejemplo, si  entre los   gobernantes de los doce países mejores  hubiera siete rubios y seis morenos, ¿nos parecería bien si alguien dijera que son mejores gobernantes los que tienen pelo de color trigueño?. Poético pero falso.

  La afirmación de que las mujeres gestionan mejor parte de la premisa de que las mujeres son una categoría unívoca. Que todas las mujeres del mundo comparten unas mismas virtudes, defectos, potencias y aptitudes. Y a la vez que estas son diferentes de las que corresponden a los varones.   Llevamos más de cien años propagando a los cuatro vientos la igualdad de hombres y mujeres, para ahora afirmar que unos y otros son esencialmente diferentes. Afirmar que las mujeres gestionan mejor que los hombres, sólo es posible afirmando la desigualdad entre unos y otros. Deberíamos por tanto aclararnos , o bien somos iguales hombres y mujeres, o bien somos desiguales. Y si somos desiguales, sería necesario definir cuáles de las características que aparecen en los seres humanos son masculinas y cuáles femeninas, pero de verdad, sin tópicos ni lugares comunes, sin complacencias ni prejuicios ideológicos. Yo me meto en los jardines que quiero, pero en ese, no voy a entrar. No creo que socialmente interese iniciar una guerra de sexos. Al menos a mi no.

      Por ello afirmar que las mujeres afrontan mejor las crisis o que gestionan mejor que los hombres, es una afirmación necesariamente sexista. Y lo es por que parte de una valoración asentada en el sexo de los miembros valorados. Es tan sexista como sería afirmar lo contrario, es decir, que los hombres gobiernan mejor que las mujeres. La única afirmación que me parecería correcta sería decir que hay gobernantes buenos y malos y unos y otros pueden ser varones o hembras.

     Otra cuestión es que ese sexismo, es decir diferenciación por sexos, solo está hoy en día bien visto, y sólo es socialmente admisible, si el comentario sexista resulta elogioso para las mujeres y también en el caso que el comentario es  negativo para el varón. Pero no es tan correcto si es favorable al hombre o perjudicial para la mujer. El comentario del tertuliano es una prueba perfecta de lo que afirmo. Se  aplaude  y se difunde el sexismo, porque es favorable a la mujer. Y este sexismo, es decir la valoración de las personas por su sexo, cuando la valoración es favorable a la mujer se denomina feminismo y se lleva como un orgullo ideológico por muchas personas.

     En el segundo caso, es decir si la comparación es favorable al varón, se denomina machismo, que es un término despectivo, y claramente teñido de connotaciones negativas. No voy a decir que lo que se denomina como machismo o feminismo sea sólo esto, pero eso queda para otro día.

En todo caso, en la vida cotidiana y mucho más en la publicada, uno camina por terreno seguro si afirma que las mujeres son más listas, más aplicadas, más prácticas, más sensibles, más valientes, más organizadoras, más empáticas e incluso más simpáticas que los varones. Pero uno se mete en terrenos pantanosos, un auténtico cenagal, un jardín sin salida, si afirma que los varones son en algo superior a las mujeres. Si por ejemplo reseño el dato (sacado de internet) de que entre los Grandes Maestros y los mejores cien jugadores de ajedrez del mundo de la historia sólo hay una mujer (la húngara Judit Polgar, puesto 43 en julio de 2009), seguramente me ganaré de la antipatía muchas personas, e incluso muchos me afearían y con razón que esta afirmación es de un indudable mal gusto, sobre todo si se utiliza en un contexto inadecuado o pretendiendo esgrimir una superioridad. Que conste que sólo lo utilizo aquí como ejemplo de laboratorio y no para reivindicar nada. Y vaya por delante que si bien hay hombres que juegan muy bien al ajedrez, yo por el hecho de ser hombre no juego bien, de hecho soy muy malo, y seguramente perdiera con cualquier mediana jugadora con la que me enfrentara. Tampoco siento una cercanía especial ni orgullo particular, ni emoción alguna como varón por el hecho de que esos Grandes Maestros sean en su mayoría de sexo masculino, francamente me es indiferente. Pero también sé, que si digo que las mujeres gobiernan mejor, aunque el dato sea dudoso, me llevo el aplauso general.

  En realidad creo que no digo más que obviedades. Porque creo que es obvio que las personas valen lo que valen con independencia de su sexo. Es cierto que esto no siempre ha sido así, y que en el pasado las condiciones de igualdad no eran las de hoy. Había otro mundo, otro contexto y otro reparto de roles. Pero quiero creer que eso ya no es así, o al menos no debería serlo y en todo caso no utilizar los agravios pasados para futuras venganzas. Yo creo que hay que valorar a los individuos y no a los colectivos. Y como individuos hay machos y hembras valiosos, de manera individualmente considerada. Buenos y malos gobernantes de ambos sexos. Mujeres asombrosas y hombres asombrosos, así como todo lo contrario, tanto en el sexo masculino como en el femenino aparecen ejemplares absolutamente despreciables. Y la mayoría, pues ni una cosa ni otra, es decir «normalitos» tanto ellas como ellos. Y en los colectivos, simplemente no creo, ni los hombres colectivamente considerados son mejores que las mujeres, ni al revés. Como cualquier otra generalización, aquélla me parece absurda, ni los catalanes son mejores que los castellanos, ni los andaluces son vagos. Dentro de cada colectivo hay individuos de todos los pelajes.

  Espero que no me retiren el saludo alguno de mis amigos y amigas, y que me perdonen si algo les ha molestado, por que no es mi intención ni molestar, ni ofender. Yo, que soy muy ingenuo, y creo conceptos como los de la igualdad, tiendo a no valorar las distinciones que tienen su origen en el sexo de las persona valorada. Puede que no haya agotado el tema. Puede incluso que olvide algo importante, pero es mi honesta opinión. Quiero creer que de verdad tenemos interiorizado esa igualdad, pero estaría bien que desaparecieran las consideraciones sexistas, tanto en un sentido como en otro. Pero tengo claro que soy un ingenuo y además que me gusta adentrarme en jardines e incluso en berenjenales.

2 comentarios sobre “HOY, QUE PUEDO SALIR, ME METO EN UN JARDÍN.

  1. Tú nunca molestas. Otro gallo cantaría si todo el mundo se manifestara en ese tono.
    Respecto a la consideración distinta que merecen las primeras ministras frente a los hombres gobernantes, pues sí y no, como casi para todo. Hay un hecho difícil de refutar y es que si no todas, si una mayoría de las mujeres que gobiernan países han ofrecido una forma distinta de gestionar la crisis. Los hombres, por contra son una minoría respecto al todal de presidentes de gobierno masculinos.
    De todas formas, salvo el caso de Angela Merkel, casi todas gobiernan en países de poca población. Si miramos además país por país ofrecen realidades que en general les han favorecido. Insularidad en el caso de Islandia y Nueva Zelanda, cierto aislamiento del resto en los escandinavos. Y son países con sistemas de protección social muy robustos y una red científica consolidada (o al menos tienen fama de eso). Esto además de la buena gestión.
    Yo al tertuliano en cuestión no lo he escuchado, ni ganas, pero si que he leído algún artículo en prensa. Y en general se aprecian dos formas de entender la política, una masculina, que a veces ejercen mujeres, y otra femenina, que, por contra, a veces, no muchas, practican hombres.
    Para no poner en oposición hombres y mujeres, se puede ver como el comportamiento es muy distinto en España y Alemania. Y vaya por delante que aquí en Alemania el 80% del mérito por las buenas cifras de fallecido y contagios se atribuye a la suerte (se lo he leído a algún científico aquí).
    Por lo que he visto en España la comunicación ha estado hasta hace una semana «militarizada». Y no solo por la presencia de uniformes; el lenguaje ha estado invadido por la jerga castrense de victorias, batallas, frentes, a veces con un resultado bien chusco. Aquí la ventaja es que la canciller es científica (creo que doctora en química cuántica) y no ha necesitado hablar de guerra sino de un enorme reto -eso sí, dijo que el más exigente desde la Segunda Guerra Mundial. Es probable que lo hayas visto, pero el momento en el que explica la ratio de contagio y su efecto en el sistema sanitario es de una claridad tremenda, y breve, y científica.
    Hubo un momento en que estuvo a punto de explotar la cosa aquí, o al menos eso transmitió en el discurso y pidio que nos tomaramos esto en serio, pues la alternativa era tomar medidas severas y lo pidio así: «Tómense esto en serio».
    Luego la gestión ha resultado más eficaz por muchas razones. Aquí hay más UCIs, más camas de hospital, pero también está todo pensado para mantener la distancia física (en el transporte público, en sus anchísimas aceras, en los bares) incluso culturalmente. Eso lo pudiste apreciar en Berlín. Y también hay muchas voces autorizadas, no ya personas científicas, sino de instituciones de enorme prestigio, que a veces disienten, pero se hace con un enorme rigor. Yo cada poco descubro una nueva institución con décadas, a veces más de un siglo de trayectoria. Todo eso marca un camino a los que más han sufrido (España, Italia, Francia).
    Otro aspecto que no se aprecia fuera. Angela Merkel es lógicamente la Canciller, pero hubiera sido difícil de asimilar primero que se hubiera decretado un estado de alarma como en España (aquí pesa mucho la historia, creo, aparte de otras consideraciones) y luego que huiera tomado decisiones unilateralmente que corresponden a los Estados Federales. Aunque por contra se críticó a Baviera que hubiera tomado decisiones por su cuenta (se vivieron momentos que recordaban a Madrid). Tampoco hubiera entendido la población que entre todos los presidentes/as no hubieran tomado juntos decisiones rápidas.
    Hay otro aspecto que me gustaría enormemente que no se diera. Esto no ha terminado y en cualquier momento todo lo que pensamos puede quedar en nada. Puede haber rebrotes, o un nuevo virus, o yo que sé. Entonces los que ahora son la hostia serán arrastrados por el fango. Hay algo en todo que no funciona y algo, no sé muy bien qué, deberíamos aprender.
    No sé si esto que he relatado de Alemania responden a una actitud «femenina». Creo más bien que solo en parte. Yo quiero pensar que es una forma más democrática de ejercer el poder. En el tono y las formas de unos y otros se nota que en España queda un camino que recorrer.
    Y aquí lo dejo, que como comentario ha sido demasiado extenso.
    Un abrazo.
    JJ

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    1. Juanjo, muchas gracias por tus palabras. Es un honor tener lectores en Alemania, aunque sé que se debe más a la amistad que a otra cosa. Pero le aportas a mi provinciano blog un aire internacional y cosmopolita. Comparto contigo que más allá de formas masculinas o femeninas de ejercer el poder, hay formas más democráticas que otras. Es cierto que en proporción al número de gobernantes de uno y otro sexo salen mejor paradas las mujeres que gobiernan, ya que con menos representantes, ocupan sin duda los primeros puestos, y quizá este dato lo he debido reseñar en mi escrito, y entono el «mea culpa» por la omisión. Pudiera compartir lo de haber una forma más femenina y otra más masculina de gobernar, pero eso llevaría a una cuestión que yo trataba de eludir, la de fijar las diferencias existentes que hay entre lo masculino y lo femenino, como principios metafísicos, y con independencia de la encarnación de esos principios en hombres y mujeres. No digo que no tengas razón, sino que no me atrevo a cruzar ese rubicón. Quizá algún día lo intente, pero se me antoja que lo primero que tendría que hacer es librarme de ideas preconcebidas, de prejuicios y de estereotipos, y no sé si tengo la formación filosófica y antropológica suficiente para abordar esa cuestión. Pudiera caerse en una simplificación de identificar democracia/femenino y autoritarismo/masculino. A lo mejor después de analizarlo se llega a esa conclusión, o a lo mejor no. Por ello prefiero quedarme en terrenos conocidos, donde al menos como hipótesis de trabajo, sostengo la esencial igualdad de hombres y mujeres, como parte de la especie humana.
      En todo caso es una suerte tener un individuo del sexo que sea capaz de dirigir, gestionar y sobre todo liderar. Y en particular en momentos en que debería desaparecer o al menos atenuarse la lucha política de bandos. Y lo que me dices es una prueba de que con pocas palabras es suficiente para actuar, cuando se tiene autoridad. Y por el contrario horas y horas de verborrea inútil como la que aquí padecemos no llevan a ninguna parte. Los mensajes presidenciales aquí son cada día más parecidos a los de Fidel Castro, al menos por su duración.
      Y también es una suerte tener un amigo como tú.
      Un fuerte abrazo.
      Carlos

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